La “vista cansada” o presbicia o consiste en la dificultad de ver con claridad los objetos cercanos, causada por pérdida de elasticidad del cristalino. No es una patología, sino un proceso fisiológico que aparece en todas las personas (generalmente a partir de los 40 años) debido al envejecimiento ocular a consecuencia de la edad.
El cristalino es una lente natural que se encuentra dentro del ojo, detrás de la pupila. Cambia de forma para enfocar los objetos en la retina en función de la distancia a la que se encuentran, para así verlos de forma nítida. A menor edad, mayor es la elasticidad del cristalino y, por tanto, mayor es su capacidad de acomodación o enfoque. Con el paso de los años va perdiendo elasticidad y, con ello, dicha capacidad de acomodación, apareciendo la “vista cansada” o presbicia.
El síntoma principal en la presbicia es la dificultad de enfocar los objetos cercanos, especialmente en condiciones de escasa iluminación. Al leer, las letras se ven borrosas y, consecuentemente, se tiende a alejar el texto para verlas nítidas. Si el esfuerzo visual es prolongado, puede causar cefalea (dolor de cabeza).
Al estar asociada al envejecimiento del ojo, la presbicia no se puede evitar y es un proceso progresivo: Suele aumentar media dioptría cada 5 años, hasta alcanzar el máximo (3,5 dioptrías) alrededor de los 65 años de edad; aunque esta progresión es muy personal.
Habitualmente se corrige con gafas, con diferentes tipos de lentes según las necesidades personales:
– Sólo para cerca: Cuando no se tiene defecto refractivo de lejos.
– Bifocales: La parte superior de la lente corrige el defecto refractivo de lejos; y la inferior, el de cerca.
– Progresivas: La parte superior de la lente corrige el defecto refractivo de lejos; la inferior, el de cerca; y la central tiene una graduación progresiva abarcando todas las distancias intermedias.
– Ocupacionales: La parte superior de la lente corrige el defecto refractivo a distancia intermedia; y la inferior, el de cerca. Están indicadas especialmente en personas que pasan muchas horas delante de un ordenador.
Existen también lentes de contacto progresivas para la presbicia; y en los últimos años se están desarrollando técnicas quirúrgicas para corregirla.