Los parches oculares se recomiendan generalmente como tratamiento oclusivo cuando al niño se le diagnostica una ambliopía unilateral.
La oclusión del “ojo bueno” mediante un parche es el tratamiento más efectivo y por ello el pilar del tratamiento de la ambliopía: Al tapar el ojo que el niño utiliza habitualmente (ojo con visión normal u “ojo bueno”) se ve forzado a usar el ojo con ambliopía (ojo con peor visión u “ojo vago”) permitiendo que éste desarrolle su visión.
Los mejores parches son los adhesivos, que se aplican directamente sobre la piel de alrededor del ojo del niño. Actualmente, además de los tradicionales de color piel, los hay con coloridos diseños que estimulan el uso por parte del niño.
Si el niño necesita gafas, debe usarlas sobre el parche adherido a la piel.
Cuando al niño se le irrita la piel después de retirar el parche, es importante lubricarla con crema hidratante.