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Leucocoria

La leucocoria es un signo clínico que consiste en que la pupila, en lugar de ser negra (como es habitual), es blanca. Ocurre como resultado de la  reflexión de la luz que producen ciertas lesiones intraoculares.
 
En los casos más obvios, la pupila se ve blanca a la simple observación. En otras situaciones, sólo se ve blanca en determinadas circunstancias como cuando se dilata (agranda) en condiciones de poca iluminación. Otras veces, se detecta en fotografías, observándose que la pupila de un ojo tiene un reflejo blanco y la del otro ojo un reflejo rojo normal. Cuando la luz entra en el ojo a través de la pupila, la retina absorbe la mayor parte de la luz y refleja una pequeña cantidad (que vuelve a salir a través de la pupila) de color rojo-anaranjado (color normal de la retina). En la leucocoria el reflejo rojo está ausente o es blanco.
 
leucocoria
 
La leucocoria en la infancia puede estar causada por diferentes lesiones intraoculares: catarata, persistencia de la vascularización fetal, anomalías congénitas del nervio óptico, persistencia de fibras de mielina, malformaciones retinianas, retinopatía de la prematuridad, anomalías vasculares de  la retina, desprendimiento de retina, infecciones intraoculares y tumores intraoculares (retinoblastoma, etc.). Todas ellas representan una seria amenaza para la visión y algunas una amenaza para la vida (como el retinoblastoma,  que es el tumor intraocular maligno más frecuente en la edad pediátrica).
 
La leucocoria en los niños constituye siempre un signo de alarma y es crucial realizar un diagnóstico precoz. Generalmente son los familiares del niño o el pediatra los que detectan más precozmente este signo clínico. Debe realizarse inmediatamente una evaluación por un oftalmólogo especializado para identificar la causa y realizar el tratamiento más adecuado.
 
El oftalmólogo utiliza un retinoscopio para examinar el reflejo rojo del ojo y un oftalmoscopio para visualizar el interior del ojo. Generalmente se usan gotas midriáticas que dilatan (agrandan) la pupila y permiten un examen más minucioso. En ocasiones puede ser necesario explorar al niño en quirófano bajo sedación para poder visualizar detalladamente el interior del globo ocular. La prueba más utilizada para complementar el estudio de una leucocoria es la ecografía ocular.
 
El tratamiento de la leucocoria empieza por el tratamiento de la causa y termina, si es posible, por una correcta rehabilitación visual.

 

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